Don't Kill My Vibes

Hay una sustancia que hace arder hasta al ladrillo. Es el trifluoruro de cloro, conocido como CLF3. Su poder es tal que allá por los años 50 un accidente de este producto sobre un suelo de hormigón, hizo que se quemaran 30 centímetros de este y un metro más de arena y grava que tenía debajo. Es altamente volátil y no se necesita aplicar energía alguna para poner en marcha su reacción, y su combustión genera otros productos venenosos y agresivos. De esta forma, el trifluoruro de cloro oxida todo más rápido que el oxígeno, y nada se le resiste, salvo algunos metales cuando forman una capa de fluoruro del metal. Explosiva al menor contacto, contagiosa y altamente volátil a cualquier reacción, esta emisión de Dont’ Kill My Vibes estalla en llamas con un simple Play. Una reacción en cadena en manos de Andy Grey, con todas las novedades electrónicas: el esperado regreso de Bonobo o la cumbia con la que Stromae ha sorprendido al mundo. Y eso es sólo un aperitivo de lo que contiene.Sesión dedicada al S