Daniel Habif

Hoy conoceremos a un hombre al que el éxito no le dejó ni finalizar la escuela para abordarlo. Y es que hay dos momentos en el que todos desean conocer a los humanos: cuando están en el poder o cuando disfrutan triunfos rutilantes; este último ha sido un periodo casi absoluto para nuestro invitado. Con una pluma cargada de nostálgicas letras y unas cuerdas vocales capaces de entonar el grito del alma y las entrañas se hizo acreedor de una cosecha abundante, por ser un sembrador demandante y trabajoso, sin duda quien vive con la fuerza del carácter y se forja un camino voluntad; hace joyas con su esfuerzo y sacrificio que revelan la grandeza del espíritu. Es por esto por lo que me encanta sentar frente a mí a un artista como el que nos acompaña hoy, alguien a quien los conciertos, los discos de platino y los estadios llenos no han logrado modificarle la sencillez y la gratitud. Se trata de uno de los cantantes argentinos más escuchados, un ganador de Gardeles y de Gaviotas, es parte del rostro de la renovación