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Sinopsis

A excepción de Plinio el Viejo, todas las fuentes supervivientes describen a Calígula como un loco. Filón de Alejandría, Flavio Josefo y Séneca el Joven describen a Calígula como un demente, pero alegan que esta locura era resultado de la experiencia de los años. Según Séneca, el emperador se transformó en un hombre arrogante, iracundo y grosero en su ascenso al trono. Josefo piensa que fue el poder el que hizo de Calígula un arrogante, haciéndole creer que era un dios. Por su parte, Filón defiende que su personalidad experimentó un radical cambio cuando estuvo a punto de morir de una enfermedad. Según Juvenal, el emperador bebió una poción que le hizo volverse loco.